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lunes, 29 de abril de 2019

Todo sigue


Todo sigue

Después de tomar un tiempo para pensar, para recapacitar si continúo con lo que venía realizado hasta la fecha o lo dejaba todo, he decidido seguir, no como hasta ahora, pero si continuar de un modo más ligero. He de repartir el tiempo en otras actividades que me proporciona otra satisfacción diferente.

Continúo con menos carga y presión, pues me he dado cuenta que este sector, no es que sea o se esté de paso, eso no, es que todo o gran parte del personal que lo componen pasa de todo. Da igual a que sindicato pertenezcas o si estás en un agrupación o asociación, si eres o no cotizante o afiliado al mismo, si es pequeño, mediano o grande. Si estás o no en una sección sindical o comité de empresa. Eso es lo mismo, pues como he dicho y digo, la gran mayoría pasa de todo y de todos. Le da lo mismo si tiene o no problemas con la empresa, con agachar la cabeza tienen bastante. Si le aplican o no el convenio, o si lo cumplen, con mirar para otro lado tienen suficiente. Que el convenio sea o no una mierda, con que no le moleste para que asista o vaya a la concentraciones o manifestaciones, se conforman con lo que firmen.

Así podríamos continuar, pero lo dejamos aquí con una manifestación de parte, en estos momentos nos deberíamos de dar cuenta de la gran cantidad de sindicatos, agrupaciones, asociaciones, etc., que hay en este sector y lo poco que estamos representados y defendidos, y no digamos en las empresas, que parte de los sindicalistas miran para otro lado, con esto no quiero decir que no haya honrados y luchadores, en este sentido lo que tengo que afirmar es cómo en Galicia con las Meigas, haberlas haylas; pues en este sector, honrados y luchadores haberlos haylos, pero...

Y como todo cuento que es ficción y no realidad tiene un final feliz, éste no iba a ser menos, por ello quiero dejarlo claro con esto. Colorín colorado este cuento se ha acabado.

Si tú después de leer esto crees que es una realidad o no lo has leído bien, o lo que es lo mismo, estás muy equivocado. Por ello pongo la palabra "fin" y esto ha terminado.

Yo como Joe Rígoli, ¡Yo sigo! ¡Yo sigo! ¡Yo sigo! Pese a quien pese y le pese.

bayekas

miércoles, 24 de abril de 2019

Este es el nivel (elperiodico)


Este es el nivel (elperiodico)


Risto Mejide                    Domingo, 27/09/2015
        
Ya basta. A mí me han convencido. Si éste es el nivel, voto independencia

Éste es el nivel. Un presidente del Gobierno que pretende dar lecciones descubriéndonos que un vaso es un vaso y un plato es un plato. Coño ahora lo veo, gracias presi. Los platos tienen fondo y los vasos culo. Y en el fondo, es justo por ahí por donde nos viene dando desde que ganó las elecciones, o mejor dicho, desde que el otro las perdió. Un presidente tautológico que a duras penas daría la talla como guionista de la primera temporada de 'Barrio Sésamo'. Un presidente que por no saberse, no se sabe ni la ley del país que gobierna. Y lo que es peor, que cuando alguien se la recuerda, entra en bucle y sólo se le ocurre preguntar estupideces. «¿Y la europea?».

Éste es el nivel. Un portavoz de ERC que cuelga por sorpresa una banderita independentista en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona durante la celebración de la fiesta mayor de todos los barceloneses. Su homólogo del PP que se pelea con él por colgar una banderita española. Y todo un ministro del Interior a quien no se le ocurre otra cosa que sacar la banderita de ETA a pasear. Iba a decir que me resultaba pornográfico, pero al menos la pornografía consigue excitarme. En este caso, lo único que siento es una profunda vergüenza propia y ajena.

Éste es el nivel. Que ya no es que haya corrupción, es que empiezo a pensar que nos la hemos ganado. Aún hay poca para la que debería haber. Poco nos pasa, que decía aquél. Antes de que existiera la corrupción, al corrupto le dimos el poder para serlo. Lo elegimos todos nosotros. Así que cuando siento vergüenza, la siento sobre todo por mí. Esto es lo que voté. Esto es lo que votamos todos. Aquí y allá. Nadie les exigió nada más. Y así nos luce el pelo.

Ya basta. A mí me han convencido. Si éste es el nivel, voto independencia. Ojo, y no porque me crea que vayan a ser más competentes. Ni mucho menos. Ni menos corruptos. Qué va. Ni siquiera porque crea que vayamos a estar mejor. Pero si no hay más que verles, hombre.

Primero, es por un tema de masa crítica. En caso de independencia, habrá menos como ellos tocando nuestro dinero. El de Catalunya y el de España. Y eso ya me está bien. Si se me va a caer la cara de vergüenza, al menos que lo haga por menos casos, ya ni siquiera pido que lo sea en proporción. Si me van a robar la cartera, que sea como mínimo en menor cantidad.

Segundo, porque si la banca no quiere la independencia y trata de disuadirnos, eso es que algo bueno debe de tener para nosotros. Como siempre, ellos saben algo que nosotros descubriremos de aquí unos años. La banca siempre gana. Mira Rato.

Tercero, también estoy harto de que no pase nada. Estos comicios no son unas autonómicas contra unas plebiscitarias, son los del inmovilismo contra la chapuza. Y entre quedarse quieto y cagarla, yo siempre he sido de los que prefieren pedir perdón. No te negaré que además me apetece liarla parda. Mi vena anarquista nihilista a veces se me pone al volante, qué le vamos a hacer. Y qué me dices de darle a todos estos el poder. Pasar de colgar banderitas en el ayuntamiento a colgarle al cuello todo un país. Hala, ahí la llevas.

Pero, sobre todo, porque la torpe campaña del miedo jamás vencerá a cualquier ilusión, por ilusa que ésta sea. Y nadie, insisto, nadie, en estos más de diez años ha sido capaz de venderle a los catalanes un proyecto ilusionante o una simple actualización de la relación Catalunya-España. Ha llegado el momento de reventarlo todo. Volvamos a empezar, con lo que me gusta a mí una patada al tablero. Aunque el nuevo juego sea una mierda, dudo que sea peor que éste.

Ah, el argumento definitivo. No habría que volverse a encontrar con el Celta de Vigo en competición oficial.

Al carajo la jornada de reflexión. Yo ya he reflexionado. Ya, ya sé que mi decisión sólo cuenta un voto. Y también sé que no puedo obligar a nadie a seguir mis pasos. Dios me libre. Pero prefiero usar mi voto para quitarme de encima a Rajoy que seguir dándole excusas a la Generalitat. Y si al final encima no se consigue la independencia, poder dedicar el resto de mi vida a reprochárselo a Romeva, a Junqueras y sobre todo a Mas.

Si éste es el nivel, apártense que la liamos.

Si éste es el nivel, apártense que me voto encima.

Los 10 mandamientos de Risto Mejide (elperiodico)


Los 10 mandamientos de Risto Mejide (elperiodico)

ANA SÁNCHEZ / Barcelona        Miércoles, 04/12/2013 | Actualizado el 05/12/2013


Su artículo 'No busques trabajo' fue el más retuiteado del país. El creativo lo ha ampliado a formato libro. Autoayuda laboral a lo Risto: a bocajarro y con collejas

Lo dice ya en la introducción de su nuevo libro: que es el peor indicado para dar consejos, que tiene un ego que no se puede permitir, que se quiere por encima de sus posibilidades, que sus escasos éxitos profesionales han sido casi siempre fruto de la casualidad. Que no tiene ni puñetera idea de casi nada. Así que la primera sensación que da el libro es que está escrito por algún negro. Risto Mejide sonríe, menea la cabeza. “No, no. Lo escribí yo. Es un libro que, para empezar, no tiene negros”. Negros blanqueados, los llama. El creativo comparte autoría con el escritor y crítico musical Juan Carlos Moreno Delgado, el editor Roger Domingo y su propia mujer, la presentadora Ruth Jiménez.

Cuesta encontrar piedras que tirar al tejado de Risto. Él siempre se ha arrojado ya las más llamativas. Así que quizá hay que calibrar el dicho: la mejor defensa es el ataque a uno mismo. “Hay que salir criticado de casa –responde el ex terror de los triunfitos–. Es una cosa que yo he practicado siempre. Sé muy bien lo que hago bien, pero también sé muy bien lo que hago mal. Porque tengo mucha gente que me lo dice”. Mucha gente = 1,5 millones de seguidores en Twitter, 72.000 en Instagram, más de 127.000 en Facebook. Un alcance total estimado de 12 millones de impactos, según su 'biopic' de solapa. Casi tantos lectores como toda la prensa escrita española. ¿Que cómo una persona que no tiene ni idea de nada ha llegado a tener esa potencia mediática? “Porque creo que una de las cosas que sí sé hacer es comunicar”, responde él de carrerilla.

Ya va por su quinto libro. Título muy Risto: 'No busques trabajo' [él así ha encontrado siete]. Desmonta 50 excusas para no salir de la zona de confort. Es un libro con precuela: nació de uno de sus artículos dominicales del suplemento 'Más Periódico' ('El Periódico de Catalunya'). El del 19 de mayo se convirtió en el más retuiteado del país. ¿Qué tiene el libro que no se pueda encontrar ya en Internet? “Mi punto de vista”, responde su autor. Autoayuda a lo Risto Mejide: a bocajarro y con collejas. “Quien piense que voy a inventar la sopa de ajo, que no lo compre –dice–. No estoy descubriendo nada nuevo. Listo las cosas que va bien recordar”.

A continuación, los 10 mandamientos del Mesías de Twitter para ser tu propio jefe [hace siete años que él lo es]. Con una salvedad: aquí no hay milagros. No buscar trabajo cuesta bastante trabajo.

1. Deja de soñar con ser funcionario
Primer mandamiento basado en estadísticas: “El 56% de los españoles de 16 a 30 años sueñan con ser funcionarios”, recoge el libro de Risto. Si a alguien se le ocurre desmarcarse del españolito medio, aquí va el porcentaje con bofetada: “El 92% de los emprendedores dicen que España no es el país indicado para poner en marcha negocios ni empresas”. Risto cambia el abracadabra moderno –“emprender”– por “autoemplearse”. “Emprender pueden muy pocos. Autoemplearse podemos todos”, garantiza el creativo. Autoemplearse = “No significa abrir un negocio, sino generarte tu propio empleo. Ser un autónomo que vende una habilidad que le hace especial”. Contraindicaciones: “No es la panacea. Te llevas mucho trabajo a casa y hay jornadas de 16 horas, sí. Pero puedes elegir dónde trabajas, puedes elegir con quién trabajas”. ¿Ventajas? “Es la única empresa de la que jamás te podrán despedir”.

No se requiere experiencia. Risto pone como ejemplo a David Ogilvy, “uno de los mejores creativos de todos los tiempos”. Se estrenó con 38 años. Había sido cocinero, vendedor, diplomático, granjero. Nunca antes había redactado un texto publicitario.
Tampoco se necesita inversión mínima. A Alec Brownstein le bastaron 6 dólares para conseguir dos ofertas de trabajo. Puso un anuncio que aparecía cada vez que se tecleaban en Google los nombres de los seis directores creativos más importantes de Nueva York, que precisamente tenían tendencia a la egobúsqueda. Así que cuando los directores se googleaban a sí mismos, leían: “Buscarse a uno mismo es divertido, contratarme a mí lo es mucho más”.

Moraleja: “Tú decides a qué grupo quieres pertenecer: a los que lloran o a los que fabrican pañuelos”.

2. Descubre tus rarezas
En qué eres raro. No especial. “Lo de especial conlleva un matiz positivo –remarca el libro–. No necesariamente lo que nos diferencie será algo de lo que podremos estar orgullosos. Y allí también existirá oportunidad de negocio”. “Eso –añade Risto– va radicalmente en contra de los currículos. Un currículo es una lista de cosas que todo el mundo conoce y muchos más han hecho. Cuanto más tendía a la uniformidad hasta hace poco, mejor eras. ‘He-estudiado-en-la-universidad-de-Harvard’. Poco a poco hemos ido descubriendo que eso es mentira”.
¿Cómo se descubren las rarezas? “Yo defiendo que es a partir de lo que más molesta –responde el publicista–. Lo que más te cuesta meter en el currículo”. Así que toca hacerse autoanálisis. “Siéntate con alguien que te conozca bien”. Y escribe en un papel: “Yo soy el único que, dos puntos”. “Para venderte a ti mismo tienes que buscar en qué eres único. Ese es el primer paso que defiendo siempre. Y que moleste a gente”. Que moleste a la gente correcta. “Es lo que espero comunicarle a mi hijo algún día. ‘Oye, ¿quieres ser pizzero? Sé pizzero, pero sé el único que: reparte en pelotas”.

3. No seas un ‘miedocre’
“El mayor enemigo –advierte Risto– lo tenemos dentro”. El miedo. Miedo al fracaso, al qué dirán, a tener razón. A conseguirlo. “Y a perder lo que has conseguido –termina de enumerar el creativo–. El miedo te va a estar acompañando toda la vida. Te vaya como te vaya. El tema es qué relación estableces con tu miedo. El que no tiene miedo es temerario. El valiente es el que lo tiene y aun así actúa. Yo intento convertirlo en ruido cuando aparece. Ruido ambiental. Está ahí. Pero no dejo que dirija mi vida”.

De ese ruido ambiental se recomienda quedarse con un estribillo: hay que estar dispuesto a asumir riesgos. “El riesgo es la manera que tiene la vida de decirte que puedes tener una vida más interesante”, dice el creativo. Aunque los porcentajes no ayudan: solo el 12% de los encuestados en el Eurobarómetro de 2010 se identificaban con la frase “soy una persona que toma riesgos”. ¿La fórmula mágica? Distinguir “riesgo” de “incertidumbre”. Tener un optimismo moderado. Y seguir el consejo del espía peliculero Jason Bourne: “Espera lo mejor, pero prepárate para lo peor”. La mala suerte –advierte Risto– es la excusa de los fracasados.

4. Fracasa
“Fracasa rápido y barato”, aconseja el creativo. “Que no te vaya la vida en ello. Si tienes 100.000 euros, no los pongas todos en la misma cesta. Haz 10 proyectos de 10.000. Y el que te salga mal que no te cueste la vida”. Risto insiste en que él trabaja para fracasar. “Mucho y bueno”. “Hace poco un tuitero decía: ‘Risto Mejide es un fracasado. Fracasó como músico, fracasó en sus programas de televisión, fracasó como productor musical...’. Si es que estoy orgullosísimo de estos fracasos. Y te has quedado corto –el creativo enumera unos cuantos más en su último libro–. Pero esos fracasos me han llevado hasta aquí. Esa es la parte que falta. La gente reniega de sus fracasos. Son los hijos bastardos”.

Frase para recitar de carrerilla ante potenciales inversores: “El fracaso es la única forma que tiene la vida de comprobar que realmente deseas conseguirlo”. De hecho, según recoge el publicista, en EEUU hay bancos que solo conceden créditos para proyectos de emprendedores que ya han fracasado antes.

“Espabilamos gracias a morder el polvo”. Es uno de los mantras de los gurús: conviene equivocarse antes de acertar. “Los mejores profesionales que me he encontrado en mi vida eran auténticas plantas de reciclaje de fracasos. Cogían su fracaso y lo convertían en botella de plástico”. Ya. Pero ¿y de qué comes mientras? Risto echa mano de la pirámide de Maslow (esa jerarquía de necesidades que se memorizaba en el colegio). “Si no tienes para comer, lo primero, come. No hablemos ni de realizarte ni de ser profesional de éxito. Primero come, y luego vamos al siguiente nivel”.

5. Ten fe en ti mismo
Verdad de Perogrullo para sacar pecho sin autolesionarse: “Hay millones de personas mejores que tú, pero tú eres también mejor que otros millones de personas en algo”. Debe ser la muletilla del autoempleado: con-fi-an-za. La confianza se transmite. “Si no crees tú en ti mismo, el que está al otro lado de la mesa tampoco lo va a hacer –apunta Risto–. Eso se comunica de manera no verbal”.

Chute de autoconfianza: “El mundo está lleno de carteras dispuestas a dejarse seducir por cualquier cosa que sea novedosa o sugestiva”. Es decir: que ahí fuera hay mercado para los productos más extraños. “Nadie es imprescindible, ya lo sabemos –adelanta el publicista–. Pero todos los días pagamos productos y servicios que nos han convencido de lo contrario. Todos los días”. Por ejemplo, ya hay una empresa que instala códigos QR en las lápidas para ver al muerto en vida a golpe de 'smartphone'. “Son empresas que han encontrado su nicho, nunca mejor dicho, de mercado”, sonríe el creativo.

6. Sé un oportunista
Es la cualidad básica de todo autoempleado del mes: “Un buen autoempleado no se distingue tanto por sus ideas geniales como por su capacidad para encontrar oportunidades”. Hay muchas ideas –apunta el libro– que pululan por el mundo a la espera de que alguien saque su red y las cace. Por ejemplo: la del yogur helado. Ya existía fuera de España. Sacó la red Pedro Espinosa. Hoy tiene 122 establecimientos y factura 26 millones de euros, recoge Risto.

Las oportunidades se generan, añade el creativo. “No tienes que esperar en tu casa a que te venga la oportunidad. Puedes forzar a que ocurra”. Él saca el ejemplo de su propio dormitorio. “Si no fuera porque yo me puse repetidas veces en el camino de mi mujer, hoy no estaría conmigo. Yo la perseguí. Me puse delante, me puse delante, me puse delante, y al final me dio la oportunidad. [Desde que le mandó el primer sms, “me has hecho volver a creer en las hadas”, hasta que empezaron a salir pasaron tres años]. Yo era un acosador casi [se ríe]. Yo generé esa oportunidad de donde no existía. Porque ella desde el principio me mandó a la mierda directamente. De mandarme a la mierda pasó a ser hoy la madre de mi hijo. Es quizá mi mayor triunfo en la vida. Soy un oportunista”.

La clave: “Que la persona acosada no tenga otro remedio que sonreír. Igual en la venta. Esa es la manera: buscar siempre la sonrisa del otro en cada paso. El acoso con sonrisa es lo que funciona”.

7. Estate dispuesto a cambiar
Hubo un tiempo en el que los empresarios decían sin reír “contrato indefinido”. Hace años de eso. Pero la estabilidad en el trabajo, ese concepto tan 'vintage', sigue siendo la prioridad del 74% de españoles, según algunas encuestas. Así que se impone cambio de chip: “El concepto perenne ha quedado caduco”, advierte Risto. “El mundo de hoy nos empuja a ser flexibles y polivalentes”. Eso también incluye abandonar las ideas cuando no funcionan, añade el jurado televisivo. “Ser capaz de despegarte de una idea que te está hundiendo en la miseria”. De esa “cojoidea” que va a salvar al mundo. “Hay gente convencida de eso y nadie de su entorno le está diciendo: ‘Chist, para’, o ‘esto ya existe’, o ‘hay algo que no funciona”. Vuelta al análisis autocrítico. “O lo haces tú o lo haces con el entorno, pero en algún momento tienes que hacerlo. Porque pegarse a una idea –asegura el creativo– puede ser la mejor manera de pegarse una hostia”.

A estas alturas, hay que saber conjugar bien el verbo más importante del márketing: escuchar. “Escuchar a tu entorno. Escuchar al consumidor. Escuchar las sugerencias que te llegan. Ser capaz de integrarlas, valorarlas, y pensar: ‘Pues quizá esto que me está diciendo me ayuda’. Escuchar”. Es el secreto, dice Risto, para fidelizar a los clientes. “Por eso es tan difícil encontrar un emprendedor, porque es un balance muy complicado entre la pasión por lo que haces y la humildad para ser capaz de despegarte de ello”.

Diversifícate. Es el mejor consejo que se ha dado Risto a sí mismo. De jefe explotador a autoempleado. Ahora acumula siete trabajos: tiene una agencia de publicidad (Aftershare.tv) y una productora de televisión, colabora en 'El Periódico de Catalunya', da conferencias, escribe libros, ejerce de 'business angel' (inversor), lo que ha terminado cristalizando en la aceleradora de negocios Conector.com, y es jurado televisivo ('Tú sí que vales', Tele 5). “Diversificar –justifica sus tics de 'workaholic'– te otorga independencia”.

8. Deja de enviar currículos y empieza a conocer gente
El consejo es de Juan Merodio, experto en márketing digital y redes sociales. “En los tiempos de Internet y las redes sociales no puedes decir que no conoces a nadie”, añade Risto. “Conectarte con gente te va a suponer muchos más beneficios que hacer 10.000 posgrados y doctorados. Yo en LinkedIn tengo 5.000 contactos. Es la base de gente a la que primero recurro cuando busco a alguien”.
LinkedIn, Twitter, Facebook, Tuenti. “Busca a gente que esté haciendo lo que tú quieres hacer [teclea “blogs de emprendedores” en Google. Solo marketingguerrilla.es tiene 100 referencias]. Fíjate a quién siguen. Sobre qué escriben. Copia a quien quieras parecerte y pronto empezarás a tener tu propia marca”, aconseja el publicista. Crea un blog. Abre una web profesional. “Empieza regalando todo lo que sabes”. Risto propone seguir su “teoría del cuarto oscuro”: “Dar, dar y dar con la esperanza de recibir algún día”. E ir siempre de culo, se da por hecho. “Viene en el 'pack'”, se ríe el publicista.

9. Busca problemas
Lo repite el profesor Xavier Sala i Martín de conferencia en conferencia: habría que educar a los niños a buscar problemas donde no los hay. “La búsqueda de problemas es una búsqueda de oportunidades”, le justifica Risto. “No nos han educado para buscar los problemas. Y la vida, y sobre todo el sector servicios, consiste en solucionar problemas a tus clientes”. Es la fase clave para hacerse imprescindible. “Mirar donde todo el mundo mira y ver lo que nadie más ve”. Es decir: estudiar al potencial comprador e identificar qué problemas tiene. “Incluso descubrirle aquellos que no sabía que tenía –apunta el creativo– . Un gran 'marketiniano' es alguien que te dice: ‘Tú no lo sabes, pero tú me necesitas’. Y luego te convence. Eso es lo que hizo Steve Jobs. Cuando lanzó al mercado el iPod, ya existía el reproductor mp3”. Así que “NO” en el vocabulario de Risto Mejide significa “Necesidad Oculta”. Quiere decir “que no has dado con la necesidad latente del que te está escuchando”.

10. Recurre a la familia y amigos
Las tres efes, que dicen los americanos: Friends, Family and Fools. Amigos, familia y locos o tontos, según convenga traducirlo. Alternativa postburbuja inmobiliaria a los bancos. “Por culpa de la incertidumbre sobre el futuro de España –recoge Risto–, hay más de 738.000 millones de euros de particulares en depósitos que están rindiendo un mísero 1,41% como media. Si consigues convencer a un 0,0001% de ese capital de que tú podrás darle más de un 1,41%, ya tendrás más que asegurada tu inversión inicial”. Si no, hay dos opciones más: buscarse un 'business angel' (inversor privado) y el capital riesgo (entidades financieras). Y tatuarse una frase en la frente: libérate de compromisos. Es sabiduría de abuela: “No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita”. Y un mandamiento de regalo: “Solo fracasas cuando dejas de intentarlo”.

Carta abierta a un candidato (elperiodico)


Carta abierta a un candidato (elperiodico)
  

Autor: Risto Mejide                  Domingo, 20/12/2015 | Actualizado el 27/09/2017

Estimado candidato,

Perdón por lo de estimado. Vaya por delante que no le tengo ningún aprecio especial más allá del que le profeso a quien no conozco de prácticamente nada. Pero como lleva usted unos cuantos meses metiéndose a todas horas en mi casa, en mi trabajo, en mis conversaciones y en mi vida, al final no vamos a decir que el roce hace el cariño, pero sí la familiaridad. Le escribo esta carta abierta en el día crucial para usted, el único día en el que dicen que se me va a hacer caso. A mí y a los treinta y pico millones de españoles que estamos llamados a las urnas. Hoy es mi día para escribírsela. Hoy es mi día para hacérsela llegar.

Para empezar, perdóneme si de entrada no le creo. No me creo nada de lo que me ha ido explicando durante estos días. Sea usted rojo, morado, naranja, azul o verde, da igual. Y no me lo tenga en cuenta, a lo mejor no es ni siquiera culpa suya directamente. Igual es por culpa de alguien de su partido que ha metido la mano donde no debía, igual es su inexperiencia la que me hace desconfiar, o igual es que me la han metido doblada tantas veces ya, que me han robado la inocencia, la cartera, el mes de abril, el de mayo, el de junio y así hasta la suciedad.

Por lo tanto, entienda que no haya tenido ganas ni de leerme su programa. Ya me tomé esa molestia en el pasado y sólo me sirvió más que para indignarme cada vez que incumplían lo que prometieran quienes se llevaron el voto al agua. Cada vez que recortaron donde dijeron invertir. Cada vez que subieron impuestos que dijeron que debían bajar. Cada vez que eliminaron prestaciones que debían cubrir. Cada vez que hicieron exactamente lo contrario de lo que me habían dicho que iban a hacer. Cada vez que le echaron la culpa a esa herencia recibida a la que habían prometido jamás culpar. Cada vez que nos hicieron morir de vergüenza por haberles votado. Entienda que, después de todo, encuentre siempre algo más interesante que hacer que leer su mentira en diferido, o vamos a llamarla su propuesta de media verdad.

Le escribo básicamente para pedirle dos cosas.

La primera, que si usted gana, cumpla. No ya con el programa, que ése ya hemos visto que no sirve más que para medir su grado de ingenuidad, o mejor dicho el que usted cree que tenemos los demás. Tampoco le pido que cumpla con España, que eso a estas alturas de nuestra Historia alcanza el grado casi de ficción, como acaba ocurriendo con cualquier entidad. Le ruego que cumpla con los españoles. Por si no lo ha notado en campaña, los españoles no sé si somos muchos españoles, pero somos buena gente, incluso los más capullos tenemos nuestro aquél, y en realidad nos daríamos con un canto en los dientes si el próximo inquilino de La Moncloa se limitara a dejar de dar lecciones sobre cómo jodernos la vida y se pusiera simplemente a trabajar. Y que lo hiciera no sólo de manera honrada, le pediría que lo hiciera de manera ejemplar. Merecemos un presidente en el que poder mirarnos como hacemos con Andrés Iniesta, con Pau Gasol o con Rafa Nadal. Merecemos un presidente del que estar orgullosos incluso los que no le votaron. Sé que suena fantasioso, pero ha llegado el momento de que usted al menos nos lo parezca de verdad. Que esté dispuesto a dimitir y que no le tiemble la mano al cesar a quien lo haya hecho mal. Y si no sabe por dónde se empieza, rodéese de gente extraordinaria, olvídese de los dedazos y fiche a gente mucho más lista que usted, manténgalos cerca y verá como incluso lo bueno se pega, que hasta le será más fácil disimular.

Y la segunda cosa que le tengo que pedir es que si usted no gana, cumpla. Que nos enseñe de una vez cómo es una oposición responsable, que se olvide para siempre del y tú más. Que se acuerde de la gente que aun sabiendo que no iba a ganar, le votaron. Ellos merecen alguien que les dé su voz en el Congreso. Igual están dispuestos hasta a perdonarles que no se hayan leído a Kant. Sáquenle los colores al Gobierno que no cumpla, pero sobre todo, ayúdenle a gobernar. Hagan que su partido consiga ya no pactos de Estado, sino unas cortes más sabias, más eficientes, más cercanas a la ciudadanía, y sobre todo, que jamás pierdan capacidad de escuchar. Recuerden que mucha gente aún no votará en estas generales, y el objetivo de todos debería ser que volviesen a sentirse representados, que volviesen a creer que esto de la política es cosa de todos y que volviesen, sobre todo, a confiar. E idealmente, la próxima vez, a hacerles ganar.

Y a los dos, no olviden que hoy empieza un debate de estos que tanto les gustan, pero éste sí es definitivo. El que confronta lo que se dice y lo que se hace, aquél en el que dejamos el mundo de las ideas y aterrizamos en el momento de ponerlas en práctica.

Es la hora de llevarlas a la realidad.

Y a todos los efectos, deposito este voto nulo a 20 de diciembre de 2015 en la correspondiente urna de mi colegio electoral.

por Risto Mejide