Siempre
habrá “huevos” para cualquier acto
Cuando
no sabes que poner, cualquier cosa que se describa puede ser buena porque te
saca del atolladero. No en todo momento te salen las palabras exactas para
poder escribir un acto o relato o como podía ser, una perfecta narración, y que
esta, nos vaya introduciendo, invitando a continuar la lectura tan amena y
entusiasta que hemos comenzado.
Por
todo lo anterior, hoy podíamos empezar con este relato muy corto, pero que al
final nos dice algo muy importante, para vuestra información está extraído del
libro titulado, “Historias de curas”, del padre Jesús Núñez:
La tortilla
Están
dos novicias haciendo su práctica de cocina, y entra la madre superiora a
controlar cómo van las cosas.
—A
ver, hermanitas, ¿qué tal esa tortilla?
—Muy
bien, madre —contestan las dos a coro.
—Hum…..,
¿le habéis echado las patatas con un toque de hervor?
—Por
supuesto, madre.
—¿Y
la sal y la pimienta?
—También,
madre.
—¿Y
el manojito de finas hierbas?
—Bien
picadas, madre.
—Hum…..
—recela la monja—, Y supongo que le habréis echado huevos…..
—Claro
que sí, madre. ¡Por eso está lista media hora antes!
Cómo
hemos podido leer, la historia tiene una segunda intención muy clara, además,
no hay que pensar mucho en su contenido y texto.
Se
descubre que, para pasar de algo imposible a posible, de difícil a fácil, a
veces, hay que añadir algo de lo que se carece, y en otras ocasiones en cambio,
se hace demasiada ostentación y gala.
Tenemos
que aprender a dosificar el esfuerzo necesario y justo para efectuar todo aquello
que nos propongamos; en la mayoría de las ocasiones nos encontramos muchas
dificultades para su ejecución, pero con constancia y tesón se abren demasiadas
puertas que creíamos que por estar cerradas nunca las podíamos pasar.
Por
consiguiente, llegado el momento no actuaremos apresuradamente, pensaremos cómo
debemos obrar, de esta manera, posiblemente, encontraremos la manera más cómoda
de hacer y obrar.
bayekas
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