Carta
de un hijo a todos los padres del mundo (23.12.2018)
—No
me des todo lo que te pido. A veces solo pido para ver hasta cuanto puedo
alcanzar.
—No
me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí
también, y yo no quiero hacerlo.
—No
me des siempre órdenes. Si, en vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas,
yo lo haría más rápido y con más gusto.
—Cumple
las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si
es un castigo.
—No
me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces
lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir; y si me haces lucir peor, seré
yo quien sufra.
—Déjame
valerme por mi mismo; si tú haces todo por mí, yo nunca voy a aprender.
—No
digas mentiras delante de mí ni me hagas mentir a mí por ti, aunque sea para
sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices.
—Cuando
yo hago algo malo, no me exijas que te diga “Por qué Lo Hice”, a veces ni yo
mismo lo sé.
—Cuando
estés equivocado en algo, admítelo, y creare la opinión que yo tengo de ti, y
me enseñaras a admitir mis equivocaciones también.
—Trátame
con la misma cordialidad y amabilidad con que tratas a tus amigos, ya que,
porque seamos familia, no quiere decir que no podemos ser amigos también.
—No
me digas que haga una cosa si tú no la haces. Yo aprenderé y haré lo que tú
siempre hagas, aunque no lo digas, pero no lo que tú digas y no hagas.
—Cuando
te cuente un problema mío, no me digas: —“No Tengo Tiempo Para Boberías”, o “Eso
No Tiene Importancia”— Trata de comprenderme y ayudarme.
—Quiéreme
y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.
Todos
los hijos del mundo a todos los padres
No hay comentarios:
Publicar un comentario