El regalo de año nuevo (23.12.2018)
Traducción: Orly Borges
Dinah es una de las niñas más
bondadosas que han existido, pero es muy, muy perezosa. No hay nada que le
guste más que acurrucarse en un rincón cálido bajo el sol y no hacer nada.
La mamá de Dinah deseaba mucho que su
hija aprendiera a leer, pero la señora que trató de enseñarle pronto se dio por
vencida.
—"No
sirve de nada"— Dijo —"Dinah no va a aprender. No es tonta, pero es demasiado perezosa
para cualquier cosa".
Y sucedió que, poco después de esto, un
joven de Massachusetts llegó a la casa donde vivía Dinah. Trajo consigo algo
que nadie en el barrio había visto antes - un par de patines.
Cuando Dinah vio al joven correr sobre
sus patines de un lado al otro de la plaza quedó tan sorprendida que casi no
sabía qué pensar. Ella corría tras él como un gato, sus ojos negros brillando
como nunca antes habían brillado.
Un día el joven le permitió probar los
patines. La niña estaba muy feliz y agradecida. Por supuesto, se caía y
revolcaba sobre el piso, pero no le importaba para nada.
—Mira,
Dinah— Dijo el joven —Sé que mi tía ha estado tratando de enseñarte a leer.
Dinah respondió que por cierto lo había
hecho.
—¿Por
qué no has aprendido?— Preguntó el joven. —No tienes que molestarse en responder— Dijo
él —Era sólo porque eres demasiado
perezosa. Ahora bien, si para el primero de enero, tú aprendes a leer, te digo
lo que voy a hacer. Te enviaré el mejor par de patines que pueda comprar en
Boston".
Qué enormes se abrieron los ojos de
Dinah. Por un momento no dijo nada, pero luego exclamó decididamente:
—Claro
que voy a tener esos patines.
Y así lo hizo. Cuando Dinah se
concentraba en su trabajo siempre podía hacerlo bien, no importa lo que fuera.
La señora a quien antes Dinah le había
resultado una niña de tan difícil aprendizaje, ahora no tenía problemas. Ante
la más mínima señal de pereza, la palabra PATINES era más que suficiente para
hacerla concentrar instantáneamente en su lección.
En la mañana de Año Nuevo, ella recibió
una caja rotulada en grandes letras de imprenta:
SEÑORITA DINAH MORRIS,
Para entregar a: Sra. Lawrence Delaney,
NEW ORLEANS, LA.
Si ella puede leer lo que está en el
exterior de esta caja,
entonces puede quedarse con lo que
contiene.
Y como Dinah leyó cada palabra con
claridad y rapidez, por supuesto obtuvo los hermosos patines que la caja
contenía. Y ahora, sentarse acurrucada al sol sin hacer otra cosa, no es
precisamente lo que más le gusta hacer.
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