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viernes, 3 de mayo de 2019

Mi querida noche, me vuelves a visitar (02.05.2019)


Mi querida noche, me vuelves a visitar (02.05.2019)

Hoy como tantos otros, estoy contento, pues la noche en todo su esplendor, de nuevo, me vuelve a visitar. La contempló, me lleno de ella, de su belleza, además de su inmenso silencio.

Ella, la noche, es mi musa, mi espíritu que se engrandece con su energía. En su inmensidad se abre entera ante mí, me enseña sus entrañas, eso me hace pensar y sentir. Con su oscuridad ilumina mi interior, dando paso a que mi cerebro piense, desarrolle, se llene de ideas nuevas con las que me inventar palabras que puede escribir, plasmar en esos folios en blanco, que son como fantasmas en una mesa desordenada.

Hoy con sutileza, me abre el supuesto ingenio que llevamos todos dentro, con el único fin poder escribir, llenar de letras esos folios malditos que están expuestos en mi escritorio, como si fueran un producto publicitario que te invita a llevártelo.

Mi mano coge el bolígrafo y, poco a poco, se desplaza por éstos, llenándolos de frases y oraciones que se van casando unas a otras. Transcurrido un tiempo, los folios en blanco se llenan de letras y se amontonan al otro lado de la mesa.

La noche que hoy me visita me inspira, saca con fuerza el genio inventor de palabras que hay en mi interior, enriqueciendo con su inventiva y desarrollando una narrativa en esas hojas escritas que enumeradas van tomando volumen.

No puedo parar de escribir, las palabras se van agolpando en mi interior y luchar por salir libremente, empujándose unas otras, eso sí, ordenadas coherentemente con el fin de tener una lectura comprensible.

La noche va desapareciendo tras mi ventana, la claridad la disipa, todo se llena de luz y mi inspiración nocturna se va apagando según va en aumento la claridad de la mañana que, acaba de nacer.

Esto ya no me importa, miro al otro lado de la mesa, donde se han ido depositando a lo largo de esta noche lo folios llenos de narrativas, y que, al comienzo, no tenían nada, estaban en blanco.

Puedo ver un montoncito de ellos llenos de letras. Miro detenidamente el que está encima de todos, el último que he depositado en esa pila de hojas. Lo que observo me llena de alegría, mis ojos se quedan fijos, pero a la vez perplejos, en el puedo leer la última palabra que me llena de ilusión y admiración, ésta, está compuesta de tres letras, ahora puedo decir, pregonar en alto lo que dice, que no es otra cosa que FIN.
bayekas

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