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jueves, 6 de diciembre de 2018

Cuando te vi


Cuando te vi

Hoy es un día como otro cualquiera, la rutina invade mis actos, la monotonía es mi compañera, por ello, salgo a la calle para quitarme este hastió. Camino de aquí para allá sin un rumbo fijo, con mi amiga la soledad.

Miro en todas direcciones buscando algo que me llame la atención, en sí, no busco algo especial o interesante, sino algo distinto. Sigo con mi caminar en el azar del tiempo, hoy éste no me preocupa, ni me acelera en los actos o en el pasear sin destino. Está andadura que me he propuesto hacer, vamos que estoy haciendo, tiene la finalidad de quitarme de encima ese sopor de aburrimiento que me cubre.

Sigo con el paseo, con la observación de todo. La verdad no sé qué busco, pero miro todo con la avaricia de aquel que quiere todo para sí mismo, creyendo que todo es eterno y nada se acaba.

Ya llevo un buen trecho recorrido desde mi salida de casa, sigo sin que nada ni nadie me llene esa atención que presto con la mirada a cada instante, pero no desespero, sé que algo o alguien en este pasear de hoy me llenará la mirada curiosa y obsesiva que tengo.

De pronto me detengo, fijo la mirada, no sé, pero, mis ojos se clavan en ti, no puedo apartarlos de tu figura. Mi mente, mi cuerpo, empiezan a sentir algo, una sensación extraña, el alma se me aviva. Algo nuevo nace en mí.

Voy a tú encuentro, tengo ansia y necesidad de conocerte, de hablar contigo, de estar cerca de ti, nunca hasta hoy he sentido esto en mí. Según me voy aproximado, se me agolpan en mi mente las preguntas sin respuestas.

Llego a tu altura. Me dispongo a saludarte, pero las palabras se anudan en mi boca, no puedo pronunciarlas, me esfuerzo cada vez más, siguen sin salir, de pronto solo puedo balbucear un "hola", apenas perceptible para mis oídos. Sin embargo, tú si lo has oído y me contestas con otro saludo. En mis oídos suenan a gloria. Como si tu "hola" fuera una energía superior que me diera una fuerza descomunal, hace que mis palabras broten más libres y ligeras, ya nada las detiene.

Animado por ello, sigo cada vez hablando con más cordialidad hacia ti, tu voz me hace que no cede en la conversación y ésta sea más fluida e interesante.

Según converso contigo, me rodea un halo de felicidad inusitada en mí, me he dado cuenta de que hoy he encontrado el amor.

Ya todo es distinto en mí. Sé que tú eres la persona que mi corazón esperaba.
bayekas

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