Páginas

martes, 11 de diciembre de 2018

Llenar el cántaro (11.12.2018)



Llenar el cántaro (11.12.2018) 

Una vez un hombre estaba sediento que llamó a uno de sus hijos y le ordenó que cogiera un cántaro y que fuese a llenarlo al río que pasaba por las afueras del pueblo. Lo único que le pidió es que se diera mucha prisa, porque estaba al borde de la deshidratación.

El padre siguió con la mirada, desde lo alto de su casa, el trayecto del muchacho y vio cómo ponía el cántaro debajo de una cascada donde el aguaba bajaba con tal fuerza que el líquido no lograba entrar en el interior del recipiente, ya que el cuello era muy estrecho.

Cuando el chico estuvo de vuelta a casa, el padre observó el cántaro y vio cómo el borde de la vasija se había agrietado por el impacto del torrente. Además, la poca agua que había podido recoger estaba turbia. Contrariado por la forma en que su hijo había cumplido el encargo, le dijo:

—No sé por qué no sumergiste el cántaro en las tranquilas aguas del río en lugar de romperlo al intentar llenarlo en aquella potente cascada—

A lo que el joven respondió:

—Tienes razón, pero como me dijiste que estabas sediento y que no tardará en volver…—

Moraleja.- Y eso mismo ocurre en numerosas ocasiones: hacemos las cosas a toda prisa, aunque así lo único que conseguimos es dejarlas a medias sin importamos el resultado final.
El rincón del pensamiento (Pronto)

No hay comentarios:

Publicar un comentario