Romance
de la deposición (Luis Sánchez Polack "Tip")
¿Quién
de ustedes no ha sufrido
ese
momento fatal
alguna
vez en su vida
del
apretón corporal?
Las
lágrimas se te saltan,
el
vientre te va a estallar
y
no encuentras a tu paso
un
solar en donde obrar.
Estás
solo, desvalido,
llorando
a todo llorar,
y
apretando vas las nalgas
que
te impiden el andar.
Más
de pronto, en una casa,
ves
que está abierto el portal,
y
penetras como un loco
porque
ya no puedes más.
Y
allí, sin más circunloquios,
sin
ningún otro pensar,
te
colocas en cuclillas
y,
¡carrasclás, carrasclás!
¡Qué
hermosura tan fermosa!
¡Oh,
qué gran felicidad!
Mas
no pensaba el doncel
lo
que habría de pasar.
En
tan crítico momento,
cuando
no era de esperar,
aparece
una gran dama
que
ansí comienza a fablar:
-¿Qué
facéis de aquesta guisa,
sentadito
en mi portal,
soltando
a diestro y siniestro
efluvios
de mal llevar?
Y
ansí contesta aturdido
y
deshonrado el galán.
¡Escuchad,
castas doncellas,
bien
oiréis lo que dirá!
-Señora,
ya no podía
por
más tiempo de aguantar,
y
aquí os dejo mi presente
colocado
en el zaguán....
porque
soy pobre, señora,
más
cosa no os puedo dar.
Y
agora fabla la dama,
¡bien
oiréis lo que dirá!
-Alcalde,
quiero justicia,
y
a aqueste home arrestad,
pues
que vació su cuerpo
en
medio de mi zaguán.
En
el centro de la plaza,
el
cadalso hacen alzar,
y
entre nobles y plebeyos
ocurrió
el acto fatal.
De
cúbito prono estaba
aquel
infausto rufián,
y
entre sus nalgas vertieron
medio
litro de alquitrán,
para
que jamás volviera
¡a
cagarse en un portal!
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