Carta
abierta a un candidato (elperiodico)
Autor:
Risto Mejide Domingo,
20/12/2015 | Actualizado el 27/09/2017
Estimado
candidato,
Perdón
por lo de estimado. Vaya por delante que no le tengo ningún aprecio especial
más allá del que le profeso a quien no conozco de prácticamente nada. Pero como
lleva usted unos cuantos meses metiéndose a todas horas en mi casa, en mi
trabajo, en mis conversaciones y en mi vida, al final no vamos a decir que el
roce hace el cariño, pero sí la familiaridad. Le escribo esta carta abierta en
el día crucial para usted, el único día en el que dicen que se me va a hacer
caso. A mí y a los treinta y pico millones de españoles que estamos llamados a
las urnas. Hoy es mi día para escribírsela. Hoy es mi día para hacérsela
llegar.
Para
empezar, perdóneme si de entrada no le creo. No me creo nada de lo que me ha
ido explicando durante estos días. Sea usted rojo, morado, naranja, azul o
verde, da igual. Y no me lo tenga en cuenta, a lo mejor no es ni siquiera culpa
suya directamente. Igual es por culpa de alguien de su partido que ha metido la
mano donde no debía, igual es su inexperiencia la que me hace desconfiar, o
igual es que me la han metido doblada tantas veces ya, que me han robado la
inocencia, la cartera, el mes de abril, el de mayo, el de junio y así hasta la
suciedad.
Por
lo tanto, entienda que no haya tenido ganas ni de leerme su programa. Ya me
tomé esa molestia en el pasado y sólo me sirvió más que para indignarme cada
vez que incumplían lo que prometieran quienes se llevaron el voto al agua. Cada
vez que recortaron donde dijeron invertir. Cada vez que subieron impuestos que
dijeron que debían bajar. Cada vez que eliminaron prestaciones que debían cubrir.
Cada vez que hicieron exactamente lo contrario de lo que me habían dicho que
iban a hacer. Cada vez que le echaron la culpa a esa herencia recibida a la que
habían prometido jamás culpar. Cada vez que nos hicieron morir de vergüenza por
haberles votado. Entienda que, después de todo, encuentre siempre algo más
interesante que hacer que leer su mentira en diferido, o vamos a llamarla su
propuesta de media verdad.
Le
escribo básicamente para pedirle dos cosas.
La
primera, que si usted gana, cumpla. No ya con el programa, que ése ya hemos
visto que no sirve más que para medir su grado de ingenuidad, o mejor dicho el
que usted cree que tenemos los demás. Tampoco le pido que cumpla con España,
que eso a estas alturas de nuestra Historia alcanza el grado casi de ficción,
como acaba ocurriendo con cualquier entidad. Le ruego que cumpla con los
españoles. Por si no lo ha notado en campaña, los españoles no sé si somos
muchos españoles, pero somos buena gente, incluso los más capullos tenemos
nuestro aquél, y en realidad nos daríamos con un canto en los dientes si el
próximo inquilino de La Moncloa se limitara a dejar de dar lecciones sobre cómo
jodernos la vida y se pusiera simplemente a trabajar. Y que lo hiciera no sólo
de manera honrada, le pediría que lo hiciera de manera ejemplar. Merecemos un
presidente en el que poder mirarnos como hacemos con Andrés Iniesta, con Pau
Gasol o con Rafa Nadal. Merecemos un presidente del que estar orgullosos
incluso los que no le votaron. Sé que suena fantasioso, pero ha llegado el
momento de que usted al menos nos lo parezca de verdad. Que esté dispuesto a
dimitir y que no le tiemble la mano al cesar a quien lo haya hecho mal. Y si no
sabe por dónde se empieza, rodéese de gente extraordinaria, olvídese de los
dedazos y fiche a gente mucho más lista que usted, manténgalos cerca y verá
como incluso lo bueno se pega, que hasta le será más fácil disimular.
Y
la segunda cosa que le tengo que pedir es que si usted no gana, cumpla. Que nos
enseñe de una vez cómo es una oposición responsable, que se olvide para siempre
del y tú más. Que se acuerde de la gente que aun sabiendo que no iba a ganar,
le votaron. Ellos merecen alguien que les dé su voz en el Congreso. Igual están
dispuestos hasta a perdonarles que no se hayan leído a Kant. Sáquenle los
colores al Gobierno que no cumpla, pero sobre todo, ayúdenle a gobernar. Hagan
que su partido consiga ya no pactos de Estado, sino unas cortes más sabias, más
eficientes, más cercanas a la ciudadanía, y sobre todo, que jamás pierdan capacidad
de escuchar. Recuerden que mucha gente aún no votará en estas generales, y el
objetivo de todos debería ser que volviesen a sentirse representados, que
volviesen a creer que esto de la política es cosa de todos y que volviesen,
sobre todo, a confiar. E idealmente, la próxima vez, a hacerles ganar.
Y
a los dos, no olviden que hoy empieza un debate de estos que tanto les gustan,
pero éste sí es definitivo. El que confronta lo que se dice y lo que se hace,
aquél en el que dejamos el mundo de las ideas y aterrizamos en el momento de
ponerlas en práctica.
Es
la hora de llevarlas a la realidad.
Y
a todos los efectos, deposito este voto nulo a 20 de diciembre de 2015 en la
correspondiente urna de mi colegio electoral.
por
Risto Mejide
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