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miércoles, 26 de diciembre de 2018

Navidad, dulce Navidad, por Lidia Falcón (25 diciembre, 2018 )



Navidad, dulce Navidad, por Lidia Falcón (25 diciembre, 2018 )


Cumpliendo el mandato de lo establecido las redes sociales, las llamadas telefónicas y los emails arden enviando vídeos y mensajes de felicidad en estas fiestas, que ritualmente reúnen a la familia, incluso la más alejada en el espacio y en el tiempo, a amigos y a quienes no lo son tanto.

La Navidad no tiene hoy el sentido religioso que se le dio en tiempos no tan lejanos, únicamente el 14% de los españoles va a misa. No sé cuántas españolas, porque los informes oficiales no discriminan, pero por mi observación directa de las iglesias salen más mujeres que hombres, como es habitual. Los ritos, las ofrendas, los regalos –las tiendas tienen mayoritariamente clientela femenina-, la elaboración de las comidas, recaen casi en exclusiva en las espaldas de las madres, las esposas, las compañeras, las hijas y las hermanas. Y eso sigue así en el siglo XXI, como si los siglos no pasaran.

Únicamente el mandato del Patriarcado y el beneficio del Capital ordenan que, durante un mes, que ya va durando este periodo, todas las familias se gasten lo que no tienen en comprar comida, invitaciones y regalos, para celebrar una efeméride en la que la mayoría no creen. Y que, además, por la obligatoriedad de la convivencia que no se produce el resto del año, por el uso abusivo de comida y bebida que provoca recuerdos que más valdría olvidar, y discusiones que estuvieron soterradas durante el o los años anteriores, los familiares y amigos acaban estallando en acusaciones ofensivas, enfrentamientos verbales y hasta agresiones.

En estos días las estadísticas de la policía y de los juzgados explican que hay más violencia machista, y más peleas de vecinos, en los bares, y encontronazos entre los participantes de peñas y amigos, con temas tan trascendentales como los partidos de la Liga y las derramas de las comunidades de propietarios.

Fingiendo que la familia es la unidad sentimental que nos enseñaron desde la infancia, seguimos cumpliendo ciertos ritos –otros afortunadamente ya no- como el de la celebración de las navidades, que tiene los riesgos de mostrar sin tapujos que ni todos los familiares se quieren ni las familias políticas se respetan ni los amantes se aman ni siquiera los hijos sienten afecto por sus padres ni éstos adoran a sus hijos. Porque nadie escoge la familia en la que nace. Sólo algunos privilegiados llegaron al mundo en el ambiente y con los progenitores que les legaron educación, ideología y conocimientos que fueron asumidos y bien acogidos por los hijos.

Una proporción muy importante de las personas no comparten las creencias que sus antepasados pretendieron inculcarles. No están de acuerdo ni con la educación ni con las creencias religiosas o políticas que defienden sus progenitores y familiares cercanos ni desean seguir tratándolos.

Algunas madres ya se han atrevido a confesar que no querrían haber tenido hijos, en ese curioso Club de las Malas Madres que pueden encontrar en Internet, como habíamos denunciado hace 40 años algunas feministas como Elizabeth Badinter en Francia y yo. Ello no empecé que los quieran todavía y que les deseen la mayor de las venturas, pero hubiera sido mejor para ellas no haberse implicado en su procreación y educación, tareas que parasitaron su vida y les hicieron abandonar proyectos de estudio y trabajo.

Lo peor no es que esas madres al fin se lo confiesen, sino que otras, más alienadas, que estaban convencidas de que el amor materno es un instinto irrefrenable y que se dijeron que a los hijos se les da todo sin pedir nada a cambio, con esa vocación de santas y de mártires que se les inculca desde la infancia, se enteren, un buen día, después de 30 años, que sus hijos no les tienen la admiración que ellas esperaban y daban por supuesta y para merecer la cual hicieron toda clase de méritos. No sólo parirlos y lactarlos, en estos tiempos de regreso a la función alimenticia propia de las hembras mamíferas, sino mantenerlos limpios, vestidos y sanos, proporcionarles la mejor enseñanza y educación y, en la medida de sus recursos económicos, pagarles enseñanza de idiomas, de yudo, excursiones, cursos en el extranjero, conciertos, viajes de recreo y dinero de bolsillo para “sus gastos”, que ni siquiera averiguan cuáles son.

Estos días, seguramente impulsados, y asqueados, por el ambiente cursi de felicitaciones y ratificaciones de amor, algunos hijos le espetan toda clase de reproches a las madres principalmente –también reparten algunos a los padres que los mantuvieron- por los juguetes que no les compraron, los cursos de tenis que no les pagaron, el abandono en que los tuvieron cuando se iban a trabajar y se los dejaban en casa de la abuela, y no digamos si la madre fue capaz de divorciarse del padre, privando con ello de la indispensable figura paterna al retoño.

A soportar esta eclosión de reproches y rencores de los hijos las mujeres unen el cansancio de un trabajo doméstico excesivo, el aguante de visitantes y familiares con los que no tienen nada en común o incluso mantienen ideologías antagónicas, añadido a ingerir demasiada comida y bebidas alcohólicas, y la preocupación de compensar un gasto para el que no tienen recursos.  Invertido en la compra de alimentos y regalos que nadie necesita y que la mayor parte de las veces tampoco gustan.

Cuando termina este periodo, la mujer que se ha encargado de organizar y llevar a cabo las fiestas está rendida. La limpieza de lo ensuciado, el fastidio de lo que se haya roto, el disgusto del recuerdo de las palabras hirientes y ofensivas de sus hijos, de su marido o compañero, para las que no tuvo respuesta y se maldice por ello, las discusiones que sostuvieron los invitados y que no supo evitar, y a la ingente tarea de devolver la casa a la normalidad, de hacer las cuentas para que se pueda superar la cuesta de enero y el regreso a la soledad habitual, causan más depresiones que el resto del año.

La mayor cantidad de peticiones de divorcio, la reapertura de causas reclamando la custodia de hijos o el cambio del régimen de visitas, las demandas de deudas entre familiares, y las denuncias de violencia machista, acoso sexual y violaciones, se multiplican en los despachos de los abogados y en las sedes judiciales.

¡Feliz Navidad!
Lidia Falcón

lunes, 24 de diciembre de 2018

Christmas Tale: La música que salía de la casa, de Pablo Coelho (24.12.2018)


Christmas Tale: La música que salía de la casa, de Pablo Coelho (24.12.2018)

En la víspera de Navidad, el rey invitó al primer ministro a unirse a él para su paseo habitual juntos. Disfrutaba viendo las decoraciones en las calles, pero como no quería que sus súbditos gastarán mucho dinero en ello sólo para complacerle, los dos hombres siempre se disfrazan a sí mismos como los comerciantes de alguna tierra lejana.

Caminaron por el centro de la ciudad, admirando las luces, los árboles de Navidad, las velas encendidas en las escaleras de las casas, los puestos de venta de regalos, y los hombres, mujeres y niños corriendo fuera para celebrar una Navidad de la familia alrededor de una mesa cargada con comida.

En el camino de vuelta, al pasar por una zona más pobre, donde el ambiente era bastante diferente. No había luces, ni velas, ni deliciosos olores de los alimentos a punto de ser servido. Casi no había un alma en la calle, y, como cada año, el rey comentó al primer ministro que realmente debe prestar más atención a los pobres en su reino. El primer ministro asintió, sabiendo que el asunto pronto sería olvidado de nuevo, enterrado debajo de la burocracia del día a día de los presupuestos para ser aprobado y conversaciones con dignatarios extranjeros.
De repente, escucharon música procedente de una de las casas más pobres. La cabaña era tan destartalada y las vigas de madera podridos tan llenas de grietas, que eran capaces de ver a través y ver lo que estaba ocurriendo en su interior. Y lo que vieron era completamente absurdo: un anciano en una silla de ruedas, aparentemente llorando, un baile de la mujer joven con la cabeza afeitada, y un hombre joven con los ojos tristes agitando una pandereta y cantando una canción popular.

—Voy a averiguar lo que están haciendo —Dijo el rey.

Llamó a la puerta. La música se detuvo, y el joven llegó a la puerta.

—Somos comerciantes en busca de un lugar para dormir. Oímos la música, vimos que todavía estaban despiertos, y nos preguntamos si podíamos pasar la noche aquí.

—Puede encontrar refugio en un hotel en la ciudad. Nosotros, por desgracia, no podemos ayudarle. A pesar de la música, esta casa está llena de tristeza y sufrimiento.

—¿Y que podamos saber por qué? —Agregó el rey.

—Es todo por mi culpa. —Era el hombre en la silla de ruedas que habló— Me he pasado la vida enseñando a mi hijo caligrafía, para que algún día pudiera conseguir un trabajo como un escriba palacio. Pero los años han pasado y la oportunidad nunca llegó. Y luego, anoche tuve un sueño estúpido: un ángel se apareció a mí y me pidió que comprara una copa de plata, ya que, el ángel dijo, el rey iba a venir a visitarme. Él beber de la copa y darle a mi hijo un trabajo.

El ángel era tan convincente que decidí hacer lo que me dijo. —Puesto que no tenemos dinero, mi hija-en-ley fue al mercado esta mañana para vender su pelo y con el resultado compramos esa copa por allí. Mis dos hijos, junto conmigo, estamos cantando y bailando para hacer posible que el espíritu de la Navidad vivía entre nosotros, pero no sirve de nada.

El rey vio la copa de plata, pidió ser dado un poco de agua para saciar su sed y, antes de irse, le dijo a la familia:

—¿Sabe usted qué, está hablando con el primer ministro? —Dijo el rey, y seguidamente continuó— Hoy ha comentado, que habrá una abertura para un escriba de palacio y se anunciaría la próxima semana.

El anciano asintió con la cabeza, sin creer lo que estaba escuchando, y se despidió de los extraños. A la mañana siguiente, sin embargo, una proclama real fue leída en todas las calles de la ciudad; se necesitaba un nuevo escribano en la corte. En el día señalado, la sala de audiencia del palacio estaba llena de gente ansiosa por competir por ese puesto muy codiciado. El primer ministro entró y pidió a todos los presentes que prepararan papel y bolígrafo:

—Aquí está el tema de la composición: ¿Por qué un viejo hombre llora, una mujer baila con la cabeza afeitada y un joven triste canta?

Un murmullo de incredulidad recorrió la habitación. Nadie sabía cómo contar una historia así, aparte, es decir, de ese joven mal vestido sentado en una esquina, que sonrió ampliamente y se puso a escribir.
(Basado en una historia de la India
Fuente: http://paulocoelhoblog.com/2018/12/24/christmas-tale-the-music-coming-from-the-house/

Un deseo para el año nuevo (24.12.2018)



Un deseo para el año nuevo (24.12.2018)

Se acercaba fin de año y los ángeles se sentaron al borde de las nubes a escuchar los deseos que llegaban desde la Tierra. Un joven ángel preguntó a uno más veterano qué es lo que pedían.

—Lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad… —Le respondió.

—Todas esas cosas son importantes —Dijo el primero.

—Llevo siglos escuchando lo mismo y los hombres no entienden que esas cosas nunca van a llegar caídas del cielo —Asevero el segundo.

—¿Y cómo podríamos ayudarles? —Insistió el joven.

—¿Te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de las personas? —Propuso el mayor.

Y así fue, el angelito estuvo susurrando hasta que llegó al último día del año. A punto de dar las doce, el ángel viejo se sintió satisfecho al oír de un hombre:

—Un año nuevo comienza. Empecemos desde ya a crear un mundo distinto, mejor, sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres. Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana hasta sentir que el calor de nuestros cuerpos va pasando de uno a otro. Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos, estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad.

Porque sólo trabajando con empeño por aquello que deseamos nos hará alcanzarlo.
El rincón del pensamiento (Pronto)

Cuento de Navidad de Paulo Coelho (24.12.2018)



Cuento de Navidad de Paulo Coelho (24.12.2018)

Cuenta una leyenda que, en el país que hoy conocemos como Austria, era costumbre que la familia Burkhard (compuesta por un hombre, una mujer y un niño) animase las ferias navideñas recitando poesías, cantando baladas de antiguos trovadores, y haciendo malabarismos que divertían a todo el mundo. Por supuesto, nunca sobraba dinero para comprar regalos, pero el hombre siempre le decía a su hijo:

—¿Tú sabes por qué el saco de Papá Noel nunca termina de vaciarse, con la de niños que hay en el mundo? Pues porque, aunque está lleno de juguetes, a veces también deben entregarse algunas cosas más importantes, que son los llamados “regalos invisibles”. A un hogar dividido, él lleva armonía y paz en la noche más santa del año cristiano. Donde falta amor, él deposita una semilla de fe en el corazón de los niños. Donde el futuro parece negro e incierto, él lleva la esperanza. En nuestro caso, cuando Papá Noel nos viene a visitar, al día siguiente todos nos sentimos contentos por continuar vivos y por poder realizar nuestro trabajo, que es el de alegrar a las personas. Que esto nunca se te olvide.

Pasó el tiempo, el niño se transformó en un muchacho, y cierto día la familia pasó por delante de la imponente abadía de Melk, que acababa de ser construida. El joven Buckhard quería quedarse allí. Los padres comprendieron y respetaron su deseo. Llamaron a la puerta del convento, que aceptaron al joven Buckhard como novicio.

Llegó la víspera de la Navidad y, justamente ese día, se obró en Melk un milagro muy especial: Nuestra Señora, llevando al Niño Jesús en brazos, decidió bajar a la Tierra para visitar el monasterio.

Sin poder disimular su orgullo, todos los religiosos hicieron una gran fila, y cada uno de ellos se iba postrando ante la Virgen, procurando homenajear a la Madre y al Niño.

Al final de la fila, el joven Buckhard aguardaba ansioso. Sus padres eran personas simples, y sólo le habían enseñado a lanzar bolas a lo alto para hacer con ellas algunos malabares.

Cuando le tocó el turno, los otros religiosos querían poner fin a los homenajes, pues el antiguo malabarista no tenía nada importante que decir, y podría dañar la imagen del convento. Sin embargo, también él sentía en lo más hondo una fuerte necesidad de ofrecerles a Jesús y a la Virgen algo de sí mismo.

Avergonzado, sintiendo la mirada recriminatoria de sus hermanos, se sacó algunas naranjas de los bolsillos y comenzó a arrojarlas hacia arriba para atraparlas a continuación, creando un bonito círculo en el aire.

Fue sólo entonces cuando el Niño Jesús empezó a aplaudir de alegría en el regazo de Nuestra Señora. Y fue sólo a este muchacho a quien la Virgen María le extendió los brazos y le permitió sostener durante un tiempo al Niño, que no dejaba de sonreír.
(inspirada en una historia medieval)

domingo, 23 de diciembre de 2018

La paz (23.12.2018)



La paz (23.12.2018)

No hay camino para la paz, la paz es el camino.
Mahatma Gandhi

Reflexión sobre la Navidad (23.12.2018)



Reflexión sobre la Navidad (23.12.2018)

Navidad, celebración en la cual la mayoría de las personas se dan permiso de ser felices, la Navidad hace de diciembre un mes especial, la Navidad hace de diciembre un mes en la cual las personas se animan a soñar, se animan a reír; otros se dan permiso de olvidar por un instante los problemas, es también una oportunidad para reflexionar.

Navidad, hace de diciembre el mes de las reconciliaciones, de la unión, de la solidaridad, sin lugar a dudas la Navidad hace de diciembre un mes especial, y es que, en medio de un mundo convulsionado, diciembre brinda la oportunidad perfecta para escapar por un instante de la tensión, oportunidad perfecta para experimentar un poco de paz.

Tristemente la Navidad, se ha convertido en una celebración donde Jesús quien es el protagonista no ha sido invitado, se tienen las fiestas, se tiene la novena, se tienen los regalos, pero lo que cada vez menos se tiene es al Señor de la Navidad. Las calles se llenan de luces, sin embargo, aquel que dijo “yo soy la luz del mundo” está ausente.

Hoy en el mundo se ignora que, sin Jesús en el corazón, la navidad no dejara de ser la celebración que escasamente dura un mes y luego, de nuevo la tristeza, la ansiedad, la preocupación por el futuro, regresa también la desesperanza.

Que distinta una Navidad teniendo en nuestras vidas a Jesús, el Señor de la Navidad, entonces la celebración se convierte en una celebración no solamente de un mes, se convierte en una celebración que dura toda la vida.

Dios en este diciembre quiere hacer de tu vida una constante Navidad, donde la paz, la esperanza, el amor y la convicción de un futuro seguro llenen tu mente y corazón para siempre. Solamente, tienes que invitar a Jesús para que sea el Señor y salvador de tu vida, alegrándote así no solo por un mes, sino por el resto de tus días.

Amigos que Jesús en el corazón nos dé una Navidad diferente, Navidad no solo son regalos, tampoco es fiesta, Navidad es reflexión, Navidad es acordarnos del que está solo, Navidad es dar antes que recibir.

Que en esta Navidad tengamos presente a aquel que todo lo dio por amor a nosotros.

Que, con abundancia y escasez, con salud o sin esta, tengamos una feliz Navidad, confiando en aquel que todo lo llena.

Carta de un hijo a todos los padres del mundo (23.12.2018)



Carta de un hijo a todos los padres del mundo (23.12.2018)

—No me des todo lo que te pido. A veces solo pido para ver hasta cuanto puedo alcanzar.

—No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.

—No me des siempre órdenes. Si, en vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

—Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo.

—No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir; y si me haces lucir peor, seré yo quien sufra.

—Déjame valerme por mi mismo; si tú haces todo por mí, yo nunca voy a aprender.

—No digas mentiras delante de mí ni me hagas mentir a mí por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices.

—Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga “Por qué Lo Hice”, a veces ni yo mismo lo sé.

—Cuando estés equivocado en algo, admítelo, y creare la opinión que yo tengo de ti, y me enseñaras a admitir mis equivocaciones también.

—Trátame con la misma cordialidad y amabilidad con que tratas a tus amigos, ya que, porque seamos familia, no quiere decir que no podemos ser amigos también.

—No me digas que haga una cosa si tú no la haces. Yo aprenderé y haré lo que tú siempre hagas, aunque no lo digas, pero no lo que tú digas y no hagas.

—Cuando te cuente un problema mío, no me digas: —“No Tengo Tiempo Para Boberías”, o “Eso No Tiene Importancia”— Trata de comprenderme y ayudarme.

—Quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.

Todos los hijos del mundo a todos los padres

Un milagro de Navidad (23.12.2018)



Un milagro de Navidad (23.12.2018)

A pocos días de salir de vacaciones de invierno, un profesor llegó a clase con sus estudiantes y anunció que dejaría una tarea muy especial para vacaciones. Los chicos protestaron.

—No es justo, maestro —dijeron—, nosotros no queremos estudiar en Navidad.

—No les voy a pedir que estudien —repuso el profesor con una sonrisa—, mi tarea es mucho especial que lo que pueden aprender en los libros.

Sus alumnos se miraron entre sí con sorpresa.

—Quiero que consigan todos los juguetes que puedan y que vayan, y los obsequien a los niños que más los necesitan —dijo el maestro—, así podrán aprender cual es el verdadero significado de estas fechas. Quiero que ayuden y sean generosos con alguien.

Los chicos aceptaron la tarea con gran alegría y, después de hacer una colecta entre todos, reunieron suficiente dinero para comprar algunos juguetes.

Decidieron ir al hospital infantil de la ciudad, pensando que a los niños que estaban enfermos en una fecha tan importante, les haría ilusión recibir obsequios. Todos se vistieron como elfos de Navidad y llegaron a la clínica con los regalos en un enorme saco.

Pero cuando entraron allí, se dieron cuenta con estupefacción que había muchos más niños de los que habían pensado.

Todos estaban aquejados de alguna enfermedad de consideración, pero les observaban con mucha ilusión en las caritas. Y los recién llegados, temerosos de decepcionarlos a todos, pensaron rápidamente en que podían hacer. No les iban a alcanzar los juguetes para todos.

Así que decidieron que entregarían solo a los más pequeños y después volverían con más regalos para el resto.

Abrieron pues su saco y se dispusieron a repartir todos los juguetes que habían traído consigo. Pero cuál fue su sorpresa, al ver que estos no parecían terminarse. Siempre que metían la mano aparecía algo nuevo para el siguiente niño que aguardaba con esperanza en su cama. Y así fueron entregándolos, hasta que ninguno de los pequeños pacientes se quedó sin su presente.

—¿Cómo es posible? —se preguntó uno de los alumnos— Si en la juguetería solo compramos regalos para unos cuantos. Y aquí los había por decenas.

Ninguno de ellos se supo explicar como había ocurrido aquello. Pero lo importante era que los niños estaban felices.

Al volver de las vacaciones invernales, le contaron a su maestro lo que había ocurrido. Este sonrío enigmáticamente, como si supiera algo que ellos ignoraban.

—¿Sabe usted que pudo haber pasado, profesor?

—Lo único que sé —dijo él—, es que cuando varias personas se unen para hacer un acto noble desde el corazón, todo es posible. Así que no se pregunten más como sucedió aquello. Ustedes crearon un milagro para esos niños con la magia de sus corazones.

Con este cuento para niños hemos aprendido que la generosidad es inagotable. Todos tenemos nuestro propio saco de regalos que jamás se vacía. Este está dentro de tu corazón, lleno con sentimientos nobles como la amistad, el amor y la nobleza, con los que siempre podrás reconfortar a quienes más lo necesiten.

El regalo de año nuevo (23.12.2018)



El regalo de año nuevo (23.12.2018)

Traducción: Orly Borges

Dinah es una de las niñas más bondadosas que han existido, pero es muy, muy perezosa. No hay nada que le guste más que acurrucarse en un rincón cálido bajo el sol y no hacer nada.

La mamá de Dinah deseaba mucho que su hija aprendiera a leer, pero la señora que trató de enseñarle pronto se dio por vencida.

—"No sirve de nada"— Dijo —"Dinah no va a aprender. No es tonta, pero es demasiado perezosa para cualquier cosa".

Y sucedió que, poco después de esto, un joven de Massachusetts llegó a la casa donde vivía Dinah. Trajo consigo algo que nadie en el barrio había visto antes - un par de patines.

Cuando Dinah vio al joven correr sobre sus patines de un lado al otro de la plaza quedó tan sorprendida que casi no sabía qué pensar. Ella corría tras él como un gato, sus ojos negros brillando como nunca antes habían brillado.

Un día el joven le permitió probar los patines. La niña estaba muy feliz y agradecida. Por supuesto, se caía y revolcaba sobre el piso, pero no le importaba para nada.

—Mira, Dinah— Dijo el joven —Sé que mi tía ha estado tratando de enseñarte a leer.

Dinah respondió que por cierto lo había hecho.

—¿Por qué no has aprendido?— Preguntó el joven. —No tienes que molestarse en responder— Dijo él —Era sólo porque eres demasiado perezosa. Ahora bien, si para el primero de enero, tú aprendes a leer, te digo lo que voy a hacer. Te enviaré el mejor par de patines que pueda comprar en Boston".

Qué enormes se abrieron los ojos de Dinah. Por un momento no dijo nada, pero luego exclamó decididamente:

—Claro que voy a tener esos patines.

Y así lo hizo. Cuando Dinah se concentraba en su trabajo siempre podía hacerlo bien, no importa lo que fuera.

La señora a quien antes Dinah le había resultado una niña de tan difícil aprendizaje, ahora no tenía problemas. Ante la más mínima señal de pereza, la palabra PATINES era más que suficiente para hacerla concentrar instantáneamente en su lección.

En la mañana de Año Nuevo, ella recibió una caja rotulada en grandes letras de imprenta:

SEÑORITA DINAH MORRIS,
Para entregar a: Sra. Lawrence Delaney,
NEW ORLEANS, LA.
Si ella puede leer lo que está en el exterior de esta caja,
entonces puede quedarse con lo que contiene.

Y como Dinah leyó cada palabra con claridad y rapidez, por supuesto obtuvo los hermosos patines que la caja contenía. Y ahora, sentarse acurrucada al sol sin hacer otra cosa, no es precisamente lo que más le gusta hacer.

La brújula de Santa Claus (23.12.2018)



La brújula de Santa Claus (23.12.2018)

Fuente: vistanews

Esta historia comienza un 24 de diciembre en el Polo Norte.

Los elfos empaquetaban los últimos regalos. Papá Noel estaba subido en el trineo tirado por sus seis renos y Rodolfo, el reno de la nariz roja.

Cuando comprobó que todo estaba listo cogió las riendas del trineo y les dijo a los renos:

—¡Levantad el vuelo, esta noche llevaremos regalos e ilusión a todas las casas del mundo!

Se cruzaron con estrellas fugaces, auroras boreales…

Cuando iba a comprobar la brújula se dio cuenta de que estaba estropeada.

—¡No puede ser era la única brújula que me quedaba!

Rodolfo se acercó a Papá Noel y le dijo:

—Tranquilo, llegaremos bien, con mi nariz roja se podrá ver en la oscuridad.

Y siguieron su camino.

A Rodolfo le costaba situarse en medio del cielo. Pero su ilusión esa noche era tan grande que dirigió el trineo perfectamente.

Empezaron en una casa muy pequeña y con muchos niños, entró por la chimenea y miró alrededor.
El salón era frío y casi no tenían muebles, pero en un rincón había un pequeño árbol, casi sin adornos.

Papá Noel dio una palmada y dijo:

—¡Ha quedado un salón perfecto!

Ahora tenía muebles preciosos y un gran árbol con adornos y bombillas.

Dejó los regalos en el árbol y salió sin hacer ruido y continuó repartiendo por todas las casas de la ciudad. Entró por chimeneas grandes, pequeñas, altas, bajas…

—¡Uf! ¡Qué noche! —Dijo Papá Noel. —Estoy cansadísimo, pero aun así he dado los regalos a los niños.

Miró a sus renos y les dio las gracias.

—Rodolfo guíanos de vuelta a casa, dijo Papá Noel.

Llegaron muy rápido.

En la puerta le estaban esperando todos con un pequeño regalo, lo abrió y se rio.

—¡Ja, ja, ja! Gracias por esta brújula tan bonita, pero tengo la mejor: ¡Rodolfo!

Le llamó con gran voz, el reno se acercó y le dio con el hocico en la barriga. Los dos sabían que esa noche les haría amigos inseparables”.

La leyenda de la araña de Navidad (23.12.2018)



La leyenda de la araña de Navidad (23.12.2018)

Hubo una vez hace mucho, mucho tiempo, un hogar alemán en el que la madre se encargaba de limpiar la casa para celebrar el día más maravilloso del año.

Era el día en el que nacía Jesús, el día de la Navidad. Ella limpiaba y limpiaba para que no pudiera ser encontrada ni una sola mota de polvo. Incluso limpió esos rincones en donde en muchas ocasiones al hacer mucho tiempo que no se limpia suelen aparecer minúsculas telas de araña. Las pequeñas arañas, viendo sus telas destruidas, huyeron y subieron a algún rincón del ático.

Por fin llegó la víspera del Día de Navidad.

En esa casa colocaron y decoraron con mucho orgullo y alegría el árbol, y la madre se quedó junto a la chimenea, esperando que sus hijos bajaran de sus habitaciones. Sin embargo, las arañas, que habían sido desterradas tras la ardua limpieza de la madre, estaban desesperadas porque no iban a poder estar presentes en la mañana de Navidad. La araña más vieja y sabia sugirió que podían ver la escena a través de una pequeña rendija en el vestíbulo.

Silenciosamente, salieron del ático, bajaron las escaleras y se escondieron en la pequeña grieta que había en el vestíbulo. De repente la puerta se abrió y las arañas asustadas corrieron por toda la habitación. Se escondieron en el árbol de Navidad y se arrastraron de rama en rama, subiendo y bajando, buscando esconderse en las decoraciones más bonitas.

Cuando Santa Claus bajó por la chimenea aquella noche y se acercó al árbol, se dio cuenta con espanto que estaba lleno de arañas. Santa Claus sintió lástima de las pequeñas arañas, porque son criaturas de Dios, sin embargo, pensó que la dueña de la casa no pensaría lo mismo que él.

De inmediato, con un toque de magia, golpeó un poco el árbol y convirtió a las arañas en largas tiras brillantes y luminosas.

Desde entonces, en Alemania, todos los años, los abuelos les cuentan a sus nietos la leyenda de las Arañas de Navidad, y colocan con ellos las guirnaldas brillantes de colores en el árbol.

Y cuenta la tradición que siempre hay que incluir una araña en medio de cada decoración.
Orly Borges

Curiosidades de la Navidad. Autora: Sarah Romero) (23.12.2018)



Curiosidades de la Navidad. Autora: Sarah Romero) (23.12.2018)

El árbol iluminado, las estrellas, Papá Noel o el Belén (o ambos), regalos, comidas, brindis... todos ellos tienen lugar en la Navidad. Hoy repasamos algunas curiosidades que deberías saber sobre ella.

La palabra “Navidad”

El término Navidad proviene del latín “Nativitas” que significa nacimiento. El establecimiento oficial del 25 de diciembre como “día de Navidad” se produce en el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclama esta fecha para la Natividad de Cristo (a pesar de que Jesucristo no nació el 25 de diciembre). Lo cierto es que la Biblia no especifica una fecha u hora del nacimiento de Jesús.

La imagen de Papá Noel

El icono de Santa Claus o Papá Noel de los anuncios de Coca-Cola no conforma el origen de la imagen de Santa. La realidad es que la imagen de Santa Claus es más una figura que ha evolucionado con el paso del tiempo, moldeada por escritores, artistas e incluso historiadores. Así, las imágenes del conocido hombre gordito y barbudo con un traje rojo aparecieron en revistas, carteles y anuncios mucho antes del retrato alegre de esta conocida marca de refrescos. Además, según el libro “One Night Stands with American History”, Papá Noel no siempre tuvo barba. Fue el artista y dibujante Thomas Nast quien añadió la barba al personaje en las páginas de 'Harper's Weekly' durante la última parte del siglo XIX.

El origen de la estrella de Navidad

La estrella de Navidad que suele coronar nuestros árboles navideños es originaria de Filipinas. En esta zona del planeta, se preparan antorchas en forma de estrellas de cinco puntas, que iluminan la entrada de los hogares.

Sobre la ofrenda de oro, incienso y mirra

La tradición dice que los Reyes Magos de Oriente acudieron desde recónditos países a rendir homenaje a Jesús de Nazaret. Trajeron tres regalos: oro, incienso y mirra. Melchor, trajo oro por su gran valor y su belleza; Gaspar trajo incienso, una resina balsámica que al arder desprende un humo aromático muy agradable y Baltasar trajo mirra, una sustancia resinosa aromática con propiedades antisépticas, digestivas y antidepresivas.

El trineo de Santa Claus no viaja a la velocidad de la luz

Papá Noel tiene que visitar cada casa del mundo en una sola noche. Toda una hazaña que requiere de gran velocidad, ¿verdad? Pues técnicamente, según el Fermilab del Departamento de Energía de Estados Unidos, su trineo solo tendría que viajar al 99,999999% de la velocidad de la luz para completar su tarea, suponiendo que visite 800 millones de casas alrededor de nuestro globo.

Besos bajo el muérdago

Es posible que conozcas que el muérdago procede de lugares templados o tropicales, específicamente Europa y algunas zonas de Asia meridional pero lo que quizá no sepas es que cuenta con una sustancia llamada viscotoxina que es perjudicial para los humanos si se consume en grandes cantidades. Eso sí, para muchos mamíferos las bayas del muérdago y sus hojas representan un alimento rico en proteínas y completamente inocuo.

La decoración del árbol de Navidad

Antes de que se inventaran las luces de Navidad, ahora tan tradicionales e indispensables en muchos hogares, los abetos de Navidad se decoraban con velas y manzanas. Posteriormente, se añadieron las luces, las bolas, la estrella y los lazos. Estos últimos representan la unión entre las familias y los seres queridos en esta época llena de ilusión y felicidad. Como curiosidad, uno de los árboles de Navidad más famosos por su tamaño, es el que se alza en el Rockefeller Center de Nueva York (EE.UU.), con alrededor de 24 metros de altura. En Dortmund (Alemania) también se encuentra un magno rival: un abeto natural de 45 metros de altura ubicado en el centro del tradicional mercadillo de Navidad.

El principio de la navidad

La Navidad tuvo un comienzo lento en el escenario mundial. No fue hasta el año 336 dC cuando los obispos romanos registraron por primera vez el 25 de diciembre como el nacimiento de Cristo. La Navidad tomó el lugar de miles de antiguas celebraciones paganas del solsticio de invierno, los humanos le añadimos un significado religioso a estos símbolos festivos y continuaron la alegría bajo el nombre de Navidad.

El origen del árbol de Navidad

Estos característicos árboles de hoja perenne se convirtieron en la base de nuestro árbol de Navidad. Se cree que los alemanes fueron los primeros en traer "árboles de Navidad" a sus hogares durante las vacaciones y decorarlos con galletas y luces. Ahora, prácticamente todos los lugares del mundo siguen la tradición.

Las cartas de regalos

¿A dónde van todas esas misivas con la ilusión contenida de millones de niños? Todas las cartas dirigidas a Santa Claus en los Estados Unidos van a Santa Claus, Indiana. Se trata de un pueblo situado a unos 6.000 kilómetros al Sur del Polo Norte, cuyos voluntarios responden a las cartas que envían niños y adultos de todo el mundo.

Xmas

Hemos visto muchas veces escrita la palabra navidad en inglés, Christmas, como Xmas. ¿Sabías que esta abreviatura para la Navidad es religiosa? La letra X es la abreviatura griega de Cristo.

Una época de celebración

Hoy, más de 2.000 millones de personas en más de 160 países consideran que la Navidad es la fiesta más importante del año. En un país con tanta tradición como Estados Unidos, 9 de cada 10 personas celebra la festividad, incluso si no son cristianos, según un informe de Pew Research.

¿Por qué nos entregamos regalos?

La razón más importante por la que damos y recibimos regalos en Navidad es para simbolizar los regalos que los 'tres hombres sabios', los Reyes Magos, le dieron a Jesús en el pesebre. Pero también puede provenir de la tradición de Saturnalia que requería que los seguidores ofrecieran rituales a los dioses.

La “canción” más conocida

Se estima que la canción "White Christmas" de Irving Berlin es el single más vendido en la historia de la música, con más de 100 millones de copias vendidas. (I'm dreaming of a white christmas,
With every christmas card I write...)
Feliz Navidad