Cuando
sólo somos fachada
Hoy
en día ver al ser humano, es ver en su mayoría sólo fachada, no hay naturalidad
y todo son perjuicios; francamente es defraudante.
Los
ves como guardan la compostura, su imagen es superflua, se limitan en su vida a
ocultar la realidad, observar este comportamiento es muy lamentable.
Cada
vez se da más estos estereotipos de engaño social, encubriendo lo que como
personas somos o tenemos, nada es real, todo es pura ficción, pero, es más,
esto se extiende también a los movimientos del ser, a su forma de hablar, opinar,
decir. Cuando un político sale en público, detrás de él, hay un sinfín de
asesores que le dicen cómo vestir, comportarse, hablar, hasta el más insignificante
gesto o movimiento está estudiado. Todo en él es una imagen falsa e irreal.
Ahora
bien, nos encontramos con el comportamiento de aquellos oyentes que sólo se
limitan a observar, creyendo que todo aquello que tienen delante, aun siendo conocedores
de que es un engaño, un montaje. Lo hacen por el simple hecho de que tienen la
obligación interior de creer, no les queda otra. Y todo por no pensar.
Como
bien se sabe, no hay humanidad en el acto. La creencia en ellos, es pura
falsedad, una falacia. Nos hace vivir y envolvernos en un sofisma como argumento
falso de una vida que nos están creando para que los demás lo crean.
Entendemos
que nadie es perfecto, que en algún momento cometeremos errores, pero vivir en
el error continuo no tiene sentido.
La
realidad más temprano que tarde sobrevive al ser humano.
bayekas
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