¿Qué
quieres que te diga?
Sí,
vigilante, ¿qué quieres que te diga? Te sigo en varios grupos de WhatsApp, te
leo en Twitter, y como no, estoy contigo en Facebook. Además, suelo visitar
algún que otro blog de vigilantes. Como puedes ver hay pluralidad.
Paso
un tiempo en estos sitios intentando comprender cómo eres, y con el fin de
hacerme una idea de cómo puedes ser en pensamiento, y además, de poder tener
una opinión más certera de ti.
No
en vano, sueles hablar mucho, comentando mediante la escritura muchos actos que
dicen cosas de ti, de tu comportamiento, de lo que se supone o dices que haces.
Una
cosa es cierta, en este sector en el que tú estás, hay miedo, mucho miedo, no
por el qué dirán, en ese sentido no te importa lo que digan los demás, estás
acostumbrado a las descalificaciones, es más, en algún momento las has sufrido.
Pero si tienes miedo a la empresa, al conjunto de ella, no protestas (en
mayoría) por ese miedo que te invade, que se mete por los poros de tu piel
ocupando hasta tu alma, ello te imposibilita unirte a los demás, tener una
visión de esa unión, protestar colectivamente, acudir a las concentraciones y/o
manifestaciones.
Llegado
este punto, hay que dejar claro, que un porcentaje minoritario es el que
protesta, se mueve, acude, van a donde tenga que ir, en definitiva, se moviliza
por todos, pero ellos.
Por
ser esa minoría, con mucha intención e intensidad, no puede doblegar a las
empresas, a la patronal y, según qué sindicatos, para que esto cambien de una
vez por todas, por ello, mañana será más de lo mismo.
Sigue
así, sin despertar, y con ese miedo corrosivo, que imposibilita tener mejoras,
con lo que seguirá con esos salarios de mierda, sufriendo en esas empresas
piratas, cobrando cuando a la empresa le venga en gana y no como marca el convenio.
Tratado como una mercancía barata que hace lo que la empresa quiera o el
cliente le apetezca.
El
tiempo lo puede cambiar todo contigo al frente, pero tú buscas una comodidad
económica a base de sacrificar tu vida y la de los tuyos por unas míseras horas
extras, éstas son como las 30 monedas de plata que le fueron entregadas a
Judas.
Mientras
tú no cambies la mierda siempre estará servida.
bayekas
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