Cómo
arreglar el mundo… (26.02.2019)
Se
cuenta que había un científico que vivía preocupado con los problemas del mundo
y estaba empeñado en resolverlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de
respuestas para sus dudas.
Cierto
día, su hijo de seis años llegó a su laboratorio. El científico, nervioso por
la interrupción, y viendo que era difícil que se fuera, pensó en algo para
distraerlo. Vio una revista con un mapa del mundo, ¡justo lo que precisaba!
Con
unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se
lo entregó a su hijo diciéndole: —“Como te gustan los rompecabezas, te voy a
dar el mundo todo roto, para que lo repares”.
Pensó
que le llevaría días armarlo, pero no fue así. Pasados unos minutos, escuchó al
niño: —“Papá, papá, ya acabé”.
Al
principio pensó que lo habría hecho mal, pues era imposible que a su edad lo
hubiera hecho bien, pues no lo había visto antes. Desconfiado, lo miró y para
su sorpresa, el mapa estaba correcto. ¿Cómo el niño había sido capaz? Le dijo: —“Hijo,
tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste recomponerlo?”
El
muchacho contesto: —“Papá, cuando sacaste el mapa de la revista, vi que del
otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta a los recortes y
comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era. Al terminar con el
hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo.”
El
sabio comprendió que en esa respuesta del niño estaba la solución que buscaba.
Si queremos componer el mundo hay que comenzar por la persona y, en primer
lugar, por nosotros mismos. Si somos mejores, el mundo será mejor.
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