Mi
querida noche, me vuelves a visitar (02.05.2019)
Hoy
como tantos otros, estoy contento, pues la noche en todo su esplendor, de
nuevo, me vuelve a visitar. La contempló, me lleno de ella, de su belleza,
además de su inmenso silencio.
Ella,
la noche, es mi musa, mi espíritu que se engrandece con su energía. En su
inmensidad se abre entera ante mí, me enseña sus entrañas, eso me hace pensar y
sentir. Con su oscuridad ilumina mi interior, dando paso a que mi cerebro
piense, desarrolle, se llene de ideas nuevas con las que me inventar palabras
que puede escribir, plasmar en esos folios en blanco, que son como fantasmas en
una mesa desordenada.
Hoy
con sutileza, me abre el supuesto ingenio que llevamos todos dentro, con el
único fin poder escribir, llenar de letras esos folios malditos que están
expuestos en mi escritorio, como si fueran un producto publicitario que te
invita a llevártelo.
Mi
mano coge el bolígrafo y, poco a poco, se desplaza por éstos, llenándolos de
frases y oraciones que se van casando unas a otras. Transcurrido un tiempo, los
folios en blanco se llenan de letras y se amontonan al otro lado de la mesa.
La
noche que hoy me visita me inspira, saca con fuerza el genio inventor de
palabras que hay en mi interior, enriqueciendo con su inventiva y desarrollando
una narrativa en esas hojas escritas que enumeradas van tomando volumen.
No
puedo parar de escribir, las palabras se van agolpando en mi interior y luchar
por salir libremente, empujándose unas otras, eso sí, ordenadas coherentemente
con el fin de tener una lectura comprensible.
La
noche va desapareciendo tras mi ventana, la claridad la disipa, todo se llena
de luz y mi inspiración nocturna se va apagando según va en aumento la claridad
de la mañana que, acaba de nacer.
Esto
ya no me importa, miro al otro lado de la mesa, donde se han ido depositando a
lo largo de esta noche lo folios llenos de narrativas, y que, al comienzo, no
tenían nada, estaban en blanco.
Puedo
ver un montoncito de ellos llenos de letras. Miro detenidamente el que está
encima de todos, el último que he depositado en esa pila de hojas. Lo que
observo me llena de alegría, mis ojos se quedan fijos, pero a la vez perplejos,
en el puedo leer la última palabra que me llena de ilusión y admiración, ésta,
está compuesta de tres letras, ahora puedo decir, pregonar en alto lo que dice,
que no es otra cosa que FIN.
bayekas
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