El cedro
vanidoso (11.12.2018)
Érase una
vez un cedro satisfecho de su hermosura.
Plantado
en mitad del jardín, superaba en altura a todos los demás árboles. Tan
bellamente dispuesto estaban sus ramas, que parecía un gigantesco candelabro.
—Si con lo hermoso que soy diera además
fruto— Se dijo —Ningún árbol del mundo podrá compararse
conmigo—
Y decidió
observar a los otros árboles y hacer lo mismo con ellos. Por fin, en lo alto de
su erguida copa, apunto un bellísimo fruto.
—Tendré que alimentarlo bien para que
crezca mucho— Se dijo.
Tanto y
tanto creció el fruto, que se hizo demasiado grande. La copa del cedro, no pudiendo
sostenerlo, se fue doblando; y cuando el fruto maduro, la copa, que era el
orgullo y gloria del árbol, empezó a tambalearse hasta que se troncho
pesadamente.
Moraleja.-
¡A cuántos hombres, como el cedro, su
demasiada ambición les arruina!
Textos
tratados por la Profesora (Concepción) en clase
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