La leyenda de la araña de Navidad
(23.12.2018)
Hubo una vez hace mucho, mucho tiempo,
un hogar alemán en el que la madre se encargaba de limpiar la casa para
celebrar el día más maravilloso del año.
Era el día en el que nacía Jesús, el
día de la Navidad. Ella limpiaba y limpiaba para que no pudiera ser encontrada
ni una sola mota de polvo. Incluso limpió esos rincones en donde en muchas
ocasiones al hacer mucho tiempo que no se limpia suelen aparecer minúsculas
telas de araña. Las pequeñas arañas, viendo sus telas destruidas, huyeron y
subieron a algún rincón del ático.
Por fin llegó la víspera del Día de
Navidad.
En esa casa colocaron y decoraron con
mucho orgullo y alegría el árbol, y la madre se quedó junto a la chimenea,
esperando que sus hijos bajaran de sus habitaciones. Sin embargo, las arañas,
que habían sido desterradas tras la ardua limpieza de la madre, estaban
desesperadas porque no iban a poder estar presentes en la mañana de Navidad. La
araña más vieja y sabia sugirió que podían ver la escena a través de una
pequeña rendija en el vestíbulo.
Silenciosamente, salieron del ático,
bajaron las escaleras y se escondieron en la pequeña grieta que había en el
vestíbulo. De repente la puerta se abrió y las arañas asustadas corrieron por
toda la habitación. Se escondieron en el árbol de Navidad y se arrastraron de
rama en rama, subiendo y bajando, buscando esconderse en las decoraciones más
bonitas.
Cuando Santa Claus bajó por la chimenea
aquella noche y se acercó al árbol, se dio cuenta con espanto que estaba lleno
de arañas. Santa Claus sintió lástima de las pequeñas arañas, porque son
criaturas de Dios, sin embargo, pensó que la dueña de la casa no pensaría lo
mismo que él.
De inmediato, con un toque de magia,
golpeó un poco el árbol y convirtió a las arañas en largas tiras brillantes y
luminosas.
Desde entonces, en Alemania, todos los
años, los abuelos les cuentan a sus nietos la leyenda de las Arañas de Navidad,
y colocan con ellos las guirnaldas brillantes de colores en el árbol.
Y cuenta la tradición que siempre hay
que incluir una araña en medio de cada decoración.
Orly Borges
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