Juicio
injusto (08 de octubre 2018)
Cuenta
una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue
injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.
En
realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por
eso, desde el primer momento se procuró un “chivo expiatorio” para encubrir al
culpable.
El hombre
fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de
escapar al terrible veredicto: ¡La horca!
El juez,
también comprado, cuidó, no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio
justo, por ello dijo al acusado:
—“Conociendo tu fama de hombre justo y
devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino: Vamos a escribir en
dos papeles separados las palabras “culpable” e “inocente”. Tú escogerás y será
la mano de Dios la que decida tu destino”—
Por
supuesto, el funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: “CULPABLE”.
Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema
propuesto era una trampa. No había escapatoria. El juez ordenó al hombre tomar
uno de los papeles doblados.
Este
respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos
cerrados, y cuando la sala comenzaba a impacientarse, abrió los ojos y con una
extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente.
Sorprendidos
e indignados, los presentes le reprocharon…
—“pero…, ¿qué hizo…? ¿y ahora…?, ¿cómo
vamos a saber el veredicto…?”.
—Es muy sencillo— Respondió e hombre… —Es
cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me trague”—
Con gran
coraje disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a
molestarlo…
Moraleja:
Por más difícil
que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida, ni de
luchar hasta el último momento. Muchas veces creemos que los problemas no
tienen solución y nos resignamos a perder y no luchar.
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