Los tres
albañiles
Recientemente,
fui a visitar a mi hermana y vi que, en un solar junto a su casa, estaban
levantando un gran edificio. Me acerqué para averiguar de qué se trataba y,
poco antes de llegar, vi a un albañil sentado bajo un arbusto.
Me dirigí
hacia él para preguntarle qué hacían allí:
—Estoy descansando. Hace mucho calor y
tengo que cargar con todos esos ladrillos. La verdad es que sólo pienso en la
hora de salir— Me confesó.
Seguí
caminando y me paré ante otro de los operarios, que trabajaba duro apilando
sacos de cemento. Le pregunté lo mismo y me respondió:
—Estoy ganándome el sustento diario para
mantener a mi esposa y a mis hijos. No puedo quejarme, aquí tendré trabajo para
una temporada—
Antes de
llegar a casa de mi hermana, me fijé en un tercer albañil que colocaba vigas.
Le formulé la misma pregunta y, con una sonrisa en el rostro, me contestó:
—¡Estoy construyendo la futura escuela de
nuestros niños! Será un orgullo para nuestro país—
Seguro que
los tres cobrarían lo mismo, pero era muy diferentes. Uno odiaba lo que hacía,
al otro le daba igual y sólo el tercero trabajaba con entusiasmo.
Moraleja:
Así
sucede en la vida, no importa tu trabajo, sino tu actitud ante él, pues sólo se
sentirán felices quienes disfrutan día a día de lo que hace.
De ti
depende.
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