El
anciano y la pregunta trampa
Había
una vez un hombre muy anciano que, por su experiencia y años, tenía una notable
sabiduría.
Todos
los aldeanos, en un momento u otro le pedían consejo o le contaban sus
problemas. Este anciano con paciencia escuchaba a todos.
Una
vez terminado cada aldeano su exposición, el sabio anciano con una naturalidad
envidiable daba su resolución, que en la mayoría de los casos era acertada.
Un
día se acercó un joven al sitio donde habitualmente se ponía el anciano, pero
el joven estaba situado enfrente de donde se encontraba el anciano y les
separaba un pequeño barranco.
El
joven ni corto ni perezoso, queriendo probarle, le pregunta:
--¿Quiero
estar en el otro lado!
El
anciano sin inmutarse, le contesta:
--¡Hijo, ya estás en el otro lado!
Muchas
veces no hacemos la pregunta correcta, por lo que la respuesta nunca será nunca la
adecuada.
bayekas
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